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martes, 6 de abril de 2010

La leyenda de Halloween


Cuántas veces nos hemos preguntado del por qué de ciertas festividades que encontramos en el calendario. Existe una en especial que se acerca y que, sin querer, la celebramos en muchos países alrededor del mundo. Se trata de Halloween o de la Noche de brujas.

Esta festividad tiene sus raíces en la cultura celta, hace más de 2,000 años. En esta época lo que se celebraba en la noche del 31 de octubre (en nuestro calendario) era el final del año viejo y la bienvenida al nuevo año, así como también la llegada del invierno. Esa fiesta llevaba por nombre Samhain.

En esa época se creía que los muertos podían resucitar apoderándose del cuerpo de los vivos y eso ocurría justo en esa noche. Es por ello que lo que hacían los celtas era “decorar” las fachadas de sus casas con objetos espeluznantes, como huesos, para que los espíritus sientan repulsión y no logren entrar a ellas ni se apoderen de sus habitantes.

De esto es de donde se ha extraído la costumbre de decorar las casas en Halloween con imágenes tenebrosas, como calaveras y brujas. También, el uso de disfraces nos remite al hecho de querer espantar a los espíritus, por ello es que los disfraces más comunes son de monstruos y fantasmas.

El uso de la calabaza se remonta a otra leyenda que habla sobre Jack, el tacaño, y que cuenta la historia de una hombre tan perverso que podía superar hasta al mismo diablo en maldad. Jack no fue admitido ni en el cielo ni en el infierno al momento de su muerte, así que se quedó en medio de ambos con tan solo una linterna (hecha con un nabo).

Asimismo, la leyenda del “Truco o Trato” (”Trick or Treat” en inglés) tiene origen celta. Esta cuenta que la noche del 31 de octubre miles de almas malévolas iban de casa en casa haciendo “Truco o Trato”; si las personas no accedían al trato este ente era capaz de maldecir a la casa y a la familia. Hoy en día, los niños que salen disfrazados a pedir caramelos dicen esta frase y ensucian las fachadas de las casas de quienes no les dan dulces.

Años después, los cristianos vieron que la fiesta de Samhain (celebrada por los celtas) y la fiesta de Pomona (celebrada por los romanos) eran paganas. Ambas se celebraban el mismo día, así que la Iglesia decidió unirlas y denominar “Día de todos los Santos” al 1ero de noviembre.

En inglés la expresión era “All Hallows Eve” y fue degenerando hasta convertirse en Halloween. Muchos aseguran que sigue siendo una fiesta satánica, perfecta para quienes adoran al diablo, pues se dice que la noche del 31 de octubre es cuando los poderes del mal están más fuertes que nunca.



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