
Siempre es un riesgo muy grande invocar a los duendes, porque uno nunca sabrá si vendrá un amigo o enmigo. De todos modos le doy uno de los tantos rituales que existen:
Noche de luna llena. Al aire libre. Colocamos en un recipiente blanco de barro o porcelana, miel de avejas, leche pura y hojas de una planta sin espinas. Luego decimos con voz suave:
"Yo (nombre y apellidos completos)
invoco a los duendes que viven en la cocina
de mi casa y les doy la bienvenida
a mi hogar. Prometo que siempre
compartiré la comida que prepare y,
a cambio, les pido
que bendigan mi casa y a mí misma.
Qué siempre sobre el diner
y la abundancia en nuestra familia
Invoco su gracia
para todas las personas que aquí viven.
Y les agradezco
lo que ya están haciendo por mí". Leer más...