Cuando se habla de ilustración y literatura infantil es inevitable mirar hacia la patria de Hans Cristian Andersen, cuyos cuentos fueron un clásico instantáneo desde su publicación, en 1835. El autor de «El patito feo», cuya compleja vida sigue siendo materia de libros y especulaciones, hereda y revoluciona los llamados «cuentos de hadas», una de las ramas más fructíferas y populares de los géneros fantásticos, aunque muchas de sus narraciones incorporan una complejidad de raíz moral que trasciende el reduccionismo de las clasificaciones. Es un potente legado que ha hecho de los escritores e ilustradores daneses una referencia.
De ahí la importancia de la exposición «Álbum ilustrado danés», abierta desde ayer en el Museo Barjola, que reúne una selección de algunos de los mejores álbumes de la literatura infantil de Dinamarca desde los años cuarenta del pasado siglo hasta ahora mismo. Gijón es la primera ciudad española en abrir al público un conjunto expositivo que estará en la Feria Internacional del Libro, en Madrid, además de pasar por Santiago, Bilbao, Santander o Segovia.
«La ilustración goza de muy buena salud en mi país», explicó ayer Sarah María Bogantes, agregada cultural de la Embajada danesa en Madrid, organizadora, junto con el Consejo de las Artes de Dinamarca, de la exposición. «Ofrecemos un panorama amplio, con propuestas clásicas y otras más transgresoras», indicó. Una de las características de la literatura infantil danesa es el tratamiento que da al niño, al que se tiene por un sujeto completo y autónomo capaz de entender cualquier asunto. «No hay tabúes», dijo Bogantes.
Es una opinión con la que se mostraron de acuerdo Ainara Bezanilla, comisaria de la muestra, y Lars Sidenius, representante del Consejo de las Artes de Dinamarca. «Preparan a los pequeños para la vida desde que nacen, no les mantienen en una burbuja. Es un rasgo de la literatura infantil nórdica. También empieza a hacerse algo similar en España, aunque aquí los editores dicen que es una propuesta arriesgada y los libros son más edulcorados», subrayó Bezanilla, para quien los daneses también son «pioneros» en el uso del color o en determinadas técnicas. «Es una literatura de gran calidad», afirmó.
«La literatura y la ilustración infantil nórdica es muy avanzada; hay libros que tratan sobre la discapacidad psíquica o la muerte sin problemas», señaló, por su parte, Sidenius, para quien esa actitud literaria y estética se corresponde con la fecunda «tradición» de Andersen. «Los protagonistas de las historias no son niños idealizados y se procura reflejar el debate social, que no haya diferencia entre lo que se enseña y lo que ocurre en la vida real», insistió. En Dinamarca, un país con 5,5 millones de habitantes, se editan unos 2.000 títulos de literatura al año, cifra que indica el nivel de aceptación popular de estas publicaciones. La exposición «Álbum ilustrado gijonés», que reúne veintiséis obras de diecinueve autores y fue inaugurada ayer por el director general de Turismo, José Luis Vega, se complementa con un total de nueve talleres abiertos a niños, familias o docentes, con los que se pretende «dinamizar» aún más la muestra y en los que participarán, entre otros, los ilustradores Dorte Karrebaek y Ole Dalgaard. Hay ya quinientas reservas hechas.
J. L. ARGÜELLES
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martes, 8 de febrero de 2011
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