Beijing, (PL) Arqueólogos chinos desenterraron la osamenta de 80 equinos en dos fosas de sacrificio del mausoleo de un emperador de la dinastía Han del Oeste (202 a.n.e.-8 n.e.), hallazgo que reaviva la leyenda de los "caballos celestiales".
La tumba cuenta con más de 400 pozos. Un par de ellos comenzó a ser excavado en 2009 por un equipo que dirige Yang Wuzhan, investigador del instituto arqueológico de la provincia de Shaanxi, citado hoy por la medios de prensa.
Cada una de estas dos fosas es una gran caverna con 20 cuevas "protegidas" individualmente por dos sementales y un guerrero de terracota, reveló Yang, quien adelantó que pronto llevarán a cabo pruebas para intentar determinar la raza de los caballos.
Según la leyenda, el emperador Wu Di ofreció una enorme recompensa para quien le entregara una raza equina pura que supuestamente "sudara sangre", la cual se decía era común en Asia central, pero poco vista en China.
Zhang Qian, gran explorador y político de la dinastía Han del Oeste, llegó hasta los países de esa región, donde descubrió el caballo dawan, considerado el mejor de la época.
Al retornar a su reino, informó de ello al emperador, quien, comprendiendo la importancia estratégica del cuadrúpedo, ordenó a sus soldados la captura. Cuando regresaron con el potro, el monarca escribió el poema titulado "El caballo celestial".
Expertos consideran que los otrora misteriosos corceles eran en realidad ejemplares de la raza Akhal Teke, una de las más antiguas y particulares del mundo.
La bestia era famosa por su velocidad y resistencia, así como porque algunos ejemplares transpiran un fluido rojizo similar a la sangre.
El mausoleo de Wu Di empezó a construirse en el año 139 a.n.e y se concluyó 53 años después.
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miércoles, 23 de febrero de 2011
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