PAPANTLA, Ver.- Don Cruz levantó su primer vuelo como uno de los voladores de Papantla hace 31 años.
Desde entonces se dedicó a preservar la ceremonia que refleja sus raíces como descendiente de la cultura totonaca.
El convertirse en coordinador de la Escuela de Niños Voladores en Papantla y por ende, la autoridad suprema que hereda a las nuevas generaciones este ritual, ahora consagrado Patrimonio Intangible de la Humanidad , por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, representa para él un gran compromiso no sólo para México sino para el mundo entero.
“La declaración de la UNESCO va a exigir más a los gobernadores de distintas entidades en donde se practica el ritual.
No es posible que todavía existan algunos desinteresados en difundir las raíces de sus respectivos pueblos.
El nombramiento no tiene que ver con un asunto de dinero, sino de fe y, por ello, no dejaremos que se pierda”, comentó en entrevista.
Con un leve asomo de desconsuelo, el abuelo totonaca lamenta que en el extranjero se valore más la tradición que él protege como guerrero, y desde 2005 enseña incluso a pequeños de cinco años.
“Hemos viajado a Italia, Suiza, Roma, Nueva York y Australia. Dentro de poco iremos a París, cuando llegamos a esas ciudades la gente nos demuestra mucho respeto y saben muy bien que nuestro acto no tiene que ver con el espectáculo; no somos cirqueros, más bien compartimos una ofrenda sagrada.
En otros países saben más sobre la historia de los voladores que aquí mismo en Papantla”.
El profesor titular de dicha escuela que cuenta con 70 alumnos inscritos, indicó que con el vuelo veneran al padre supremo, para ellos el Sol.
A los jóvenes, añade, se les forma a partir de la disciplina. “Muchos llegaron aquí greñudos, con aretes y fierros en las orejas y en el rostro.
Poco a poco se les enseñó a perder el miedo, a bajar y a subir al palo. Cada estudiante tiene su estrella y sin importar el color de piel, mucho menos si son güeros, aquí todos son bienvenidos.
Las puertas de la escuela están abiertas para todos”. Ceremonia integral Si bien los Voladores de Papantla se convierten en una ofrenda masculina, don Cruz menciona que la parte femenina está presente, desde el vestuario hasta el desarrollo de la misma.
“El traje tiene color rojo porque representa al Sol, así como la parte de arriba del palo.
Antes de llegar a la cima para invocar al Sol, damos gracias a la Madre Tierra, situada en la parte de abajo del palo y en la vestimenta antes del cinturón”.
Cruz comentó que de acuerdo con los principios se debe respetar a la naturaleza. Razón suficiente que marca el lugar de las mujeres en este tipo de danzas.
“A ellas también las incluimos con todo respeto cuando ofrendamos a la Madre Tierra pero no pueden volar, sus danzas son en la tierra.
En alguna ocasión un hombre quiso incluirlas al vuelo, pero por razones indefinibles murió. Nosotros lo relacionamos, con la imposición propia de la naturaleza”.
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miércoles, 27 de abril de 2011
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