El nombre gárgola proviene de una leyenda francesa en la que se contaba que en el año 600, un sacerdote cristiano llegó a Rouen para controlar a un dragón llamado La Gargouille, que constantemente atacaba esas ciudades a condición de que los habitantes aceptaran ser bautizados y construyeran una iglesia ahí.
El sacerdote dominó al dragón tan sólo con la señal de la cruz y lo llevó mansamente con una cuerda a la ciudad, en donde fue quemado. Sin embargo, su cabeza acostumbrada al calor no podía arder, así que decidieron colocarla sobre el ayuntamiento de Rouen para recordar lo que allí había pasado.
Otros refieren que la palabra gárgola proviene de un sinónimo que significa ‘escupir agua fácilmente’, que fue la idea inicial de la colocación de estas estructuras –como sistema de drenaje- en la arquitectura de los templos medievales y cornisas de las iglesias; al hallarse en estos lugares sagrados, la idea era que la fealdad de los personajes representados en estas esculturas ayudara a alejar cualquier tipo de maldad que osara acercarse a la casa de Dios.
Estas imágenes grotescas que aparecen desafiando a quien los vea, se hallan instaladas en templos y catedrales de estilo gótico, y, a pesar de sus agresivas representaciones, son consideradas como verdaderas obras de arte de siglos pasados.
Algunos piensan que las gárgolas fueron guardianes de la fe cristiana y que al ser colocadas en las afueras de las iglesias, no hacían otra cosa que recordarle al cristiano su obligación de seguir los preceptos de Dios para no caer en el infierno.
Y, finalmente, otros dicen que las gárgolas son las almas demoníacas que nunca pudieron entrar al reino de Dios y que vagan por el limbo, y que por ello sus figuras aguardan en la entrada el momento de poder hacerlo algún día.
Fuente: MuyInteresante.
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martes, 6 de abril de 2010
Qué son las Gárgolas leyenda francesa
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