En 1988, después de 15 años de represión brutal, Augusto Pinochet, "prototipo del dictador indeseable", tuvo la "peregrina idea" de someter su continuidad en el poder al frente de Chile mediante un plebiscito. Cuando se enteró de esta convocatoria, Antonio Skármeta, como tantos otros compatriotas, pensó que se trataba de una consulta "fraudulenta", pero no, por mucho que costara creerlo entonces, fue este "episodio singular" de la historia del país suramericano el que desembocó en el final de una dictadura feroz.
Al escritor le pareció que que éste era un "cuento que merecía ser contado al mundo", prácticamente "un cuento de hadas", y decidió recrear este proceso en Los días del arcoíris (Planeta), una novela que le valió el último Premio Casa América y que ayer presentó en la Feria del Libro de Sevilla en una conversación con el periodista y escritor Alejandro Luque.
Skármeta, autor muy popular gracias a obras como El cartero de Neruda, decidió contar aquella oportunidad histórica a través de una voz protagonista que reproduce la del publicista que dirigió la campaña del No, una iniciativa que agrupó a 16 partidos políticos que representaban un amplísimo arco ideológico con el interés común de vivir en democracia.
"Cineastas, actores, músicos, humoristas, bailarines... los artistas del país se unieron en esta campaña, se dieron cuenta de que muchos chilenos necesitaban un clima más estimulante para ir a votar, de que hacía falta seducir a los indecisos y a los temerosos", explicó ayer Skármeta, sonriente y afable en todo momento y casi sorprendido todavía del "riesgo" que asumió Pinochet al ceder a los demócretas un espacio en la televisión por primera vez en un lustro.
Tampoco es que batiera el dictador récords de generosidad. Quince minutos fue todo el tiempo que tuvieron los partidarios del No a su continuidad. Para el escritor, el gran acierto de aquella campaña fue la apuesta por "el ingenio y el humor". "Más que recrearse en el tormento conocido, el mensaje se abría a un futuro alegre y esperanzador", dijo Skármeta, que recopiló las imágenes de esa campaña publicitaria, con unos momentos ciertamente emotivos y otros abiertamente "delirantes", como los calificó el propio autor, en un vídeo que fue proyectado antes de su charla. El escritor quiso escribir una novela "alegre y con humor", en consonancia con aquellos días que siguen removiéndolo por dentro al recordarlos. "Parece increíble, pero pasó -dijo-: la fuerza de la imaginación expulsó al dictador", quien tras su derrota en las urnas convocó al año siguiente las primeras elecciones libres en Chile tras el golpe de Estado de 1973 que acabó con el Gobierno de Salvador Allende.
Junto con el publicista, otro de los personajes con gran peso en la novela es un adolescente, cuya mirada le sirve al también autor de Soñé que la nieve ardía o El baile de la victoria para ofrecer "una versión más fresca y menos ideologizada de los hechos".
El narrador, que aseguró haber tenido como referentes durante el proceso de escritura a Shakespeare, Platón, Billy Joel, los Beatles y Los Prisioneros, un grupo de rock muy popular en su país en los años 80, defendió la complejidad que la novela encierra tras su lectura aparentemente sencilla. "En el fondo propongo una discusión ética. ¿Cómo deben hacerse las cosas?, ¿son los valores absolutos o relativos?", afirmó el chileno, el gran protagonista de una jornada que ofreció otros actos de interés. Entre ellos, la clausura del encuentro Nuevos caminos del periodismo cultural, con Llatzer Moix, Sergi Doria, Eva Díaz Pérez, Pilar Vera y Sergio Vila-Sanjuán, entre otros participantes; y el debate a propósito de los best-sellers que por la tarde mantuvieron este último y María Dueñas, autora de El tiempo entre costuras, uno de los más espectaculares éxitos de ventas de los últimos años en España.
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domingo, 29 de mayo de 2011
Un cuento (político) de hadas
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