La fiesta, obviamente, es una manifestación popular en la que podemos aplicar una perfecta concordancia de juego, fiesta y drama, estos caracteres han podido nacer como consecuencia de distintas teorías que vamos a analizar.
Son innumerables los trabajos que han aparecido sobre este tema y donde, por lo general, se mantienen las mismas teorías que hace algunos años. Últimamente, sin embargo, se han realizado nuevos estudios históricos que nos han dado la oportunidad de conocer otros caminos sobre el origen de la fiesta de Moros y Cristianos.
La teoría más generalizada es la que hace referencia al enfrentamiento entre moros y cristianos, y todas aquellas consecuencias lógicas que se derivan del rechazo secular a los descendientes de Alá.
En nuestra área alicantina, algunos investigadores defienden que la fiesta ha surgido y desarrollado, como consecuencia de las salvas de arcabucería que la soldadesca realizaba al patrón de la villa durante los siglos XVI y XVII. Con anterioridad a estos siglos, afirman que se pueden encontrar los orígenes remotos de nuestra fiesta en algunos espectáculos que se celebraban en distintos núcleos de población, planificados por la máxima autoridad local, con motivo de las visitas de monarcas, nobles influyentes o para onomásticas familiares del señor, dueño de los condados.
Sería injusto, olvidarnos de algunos trabajos realizados por especialistas sobre los orígenes de nuestra fiesta, los cuales nos ofrecen muchas posibilidades como El Estío festivo de Julio Caro Baroja, donde nos especifica que tenemos que destacar la conexión que, desde antiguo, se establece entre danzas populares y militares, y la de moros y cristianos. También existía un baile o danza militar, conocida como la suiza o zuiza de la que el diccionario de Autoridades dice que es una soldadesca o compañía formada, a imitación de la milicia que participaba en las festividades de los pueblos.
Otros estudiosos de la fiesta están convencidos que este ritual nació al amparo del Patrón o Patrona, aunque algunos siguen pensando que el origen fue totalmente independiente del rito religioso.
A mediados del siglo XVI, las manifestaciones públicas del poder de la Iglesia se reflejaban en grandes procesiones con inadecuados boatos por parte de las autoridades políticas y eclesiásticas, los gremios y las cofradías. En algunas ocasiones dentro de la misma procesión o al margen, realizaban simulacros de guerra en los que se enfrentaban dos bandos. Estos simulacros adoptaban distintas formas: batallas navales, tomas de castillos, torneos.
Desde mi punto de vista y después de analizar determinados aspectos, creo que el origen del rito festero son las embajadas y las guerrillas, por tanto el planteamiento que se viene empleando sobre la soldadesca puede perder actualidad, aunque es aprovechable para trasladarlo al origen de las comparsas.
Esta forma de pensar nace de un planteamiento fundamental, en el cual las embajadas y las guerrillas son los elementos más antiguos de la fiesta, y todos los demás aspectos, principalmente los laicos, se van insertando mucho tiempo después.
Hay que recordar que estos son los actos más comunes de todas las fiestas que se celebran en todas las poblaciones festeras de toda España.
Como son muchos los investigadores e historiadores que continúan trabajando en este tema en toda la geografía española, esperemos que poco a poco se vaya ampliando los estudios, y en un corto espacio de tiempo sepamos, de una manera definitiva, los orígenes exactos de una fiesta muy tradicional, y que en algunos puntos de nuestra geografía provincial va evolucionando positivamente en sus tres aspectos: religioso, social y cultural.
Lo importante es que nunca va a perder su originalidad, y por supuesto, todos esos valores que mantienen un ritual muy querido y muy participativo.
JOSÉ LUIS BAZÁN LÓPEZ
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