Abad Alfau y la calavera. República Dominicana. En una esquina de República Dominicana se hallaba un nicho y dentro de él, una calavera que de día iluminaba el sol, y de noche un farolito de aceite. Debajo de ella, en caracteres borrosos la inscripción “oh tú que pasando vas fija los ojos en mí. Cual tu te ves, yo me vi; cual yo me veo, tú te verás”. Nadie hacía mayor caso de la calavera, hasta que llegó la noche en que un hombre que caminaba por allí la miró moviéndose como diciéndo “Sí, sí”.. “No, no”.
A partir de esa noche, la gente no comentaba otra cosa. Todos empezaron a evitar pasar por ahí, hasta que el subteniente del batallón Abad Alfau, de 19 años, se prometió descubrir qué era lo que pasaba. Y una noche, acompañado de un par de soldados, llevó unas escaleras para develar el misterio. Como cada noche, la calavera se movía, y de ella un extraño chillido emanaba. Abad, asustado, subió la escalera temeroso pero decidido. Al llegar a la altura adecuada, tomó la calavera y de ella salió corriendo un ratón que se perdió en la oscuridad.
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martes, 17 de mayo de 2011
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