Mitos y leyendas que se asocian con el río grande de la Magdalena y muchas creencias religiosas.
El Mohán (Depresión Momposina y sur de Bolívar)
El Mohán es un ser anciano de larga cabellera, barba larga y abundante, de un aspecto descuidado, muchas veces sale desnudo o tapándose con hojas, algunas veces lo han visto con el cuerpo dividido mitad humano y mitad pez, arrastrando por el borde de los ríos, cañones y humedales.
El nombre Mohán viene del que les daban los Caribes a los sacerdotes. Los campesinos creen que el Mohán es antropófago, pues le gusta la sangre de los niños de pecho. Le gustan las mujeres bellas y jóvenes, a quienes persigue para llevar a los ríos.
El Mohán es travieso, andador, embaucador, brujo y libertino. Le gusta engañar a los pescadores y jugar con las atarrayas, ya que aparece como chancero robando las carnes y los anzuelos de los pescadores, y eso hace que los pescadores no atrapen nada.
Al Mohán le gusta mucho fumar y la sal, entonces, cuando los pescadores salen a pescar, porque el Mohán los deje en paz, le llevan tabacos y sal. Esto se lo ponen encima de las rocas y él permite que ellos puedan pescar en paz.
El Animero (Mompox)
Se cuenta que en el mes de noviembre, por las noches salía un hombre vestido de nazareno, con una hoja en cruz en una mano y una lámpara de gas en la otra. Este personaje llamado “el Animero” salía cada noche por todas las calles a rezar ya pedir por las almas del purgatorio. En cada esquina, el Animero arrodillaba y allí hacía su oración.
Era seguido por dos largas filas de almas en pena que salían para poder descansar y en esta forma purgar el pecado cometido, si alguna persona los escuchaba tenía que levantarse y rezar 10 Padres Nuestros.
Dicen los abuelos que una vez una señora costurera lo sintió, se levantó, abrió la ventana y vio la procesión de almas que le seguían, una de ellas le entregó una vela, ella la guardó y muy asustada se acostó y al día siguiente cuando la buscó un grifo esqueleto encontrar.
El Nazareno del Otro Mundo (Mompox)
La leyenda se levanta en Mompox, y se dice que en época de Semana Santa sale una visión que asusta . Está vestido con una túnica, su figura es terrible, su cara no tiene figura, la nariz la tiene despejada, es como un despojo de muerte.
Dicen que es un nazareno que su promesa incumplió y por eso Dios lo castigó, y viene del otro mundo en Semana Santa para aparecerse a los nazarenos que incumplan su promesa, no respeten las piezas vestidas o los rituales religiosos.
Muchos dicen que lo han visto marchando al son de los compases en medio de los nazarenos que cargan el Paso Grande que sacan el Jueves Santo en la Semana Santa de Mompox.
El Pozo de la Noria (Mompox)
Bella leyenda alrededor de un pozo artesiano construido en Mompox, que cruza casi toda la ciudad. Dicen que allí se encuentran depositados los tesoros que llevaban varios piratas y filibusteros que remontaban el río Grande de la Magdalena.
Mucha gente dice que siente murmullos y ruidos de cadenas que vienen de las profundidades y también se escuchan voces. El Pozo de la Noria tiene tantas riquezas, que son custodiadas por serpientes de dos cabezas que echan fuego por la boca.
El Cristo de la Estaca
Había una vez un señor que era carnicero y salía muy de madrugada a matar reces y dejaba a su mujer sola, en el pueblo se empezó a comentar que su señora tenía un amante que se metía en casa de madrugada cuando él salía. Un día, el señor decidió resolver el misterio, salió muy de madrugada como siempre, pero no a matar resistencia sino que se escondió cerca de su casa y cogió una Estill de leña o estaca y comenzó a sacarle punta . Esperó algún tiempo y se metió en casa con la estaca y encontró a la mujer con el amante, se lanzó sobre este le clavó la estaca en un lado, pero el amante logró escapar. Al día siguiente cuando el padre abrió la iglesia se sorprendió cuando se dio cuenta de que Cristo tenía una estaca clavada en el costado y así toda la gente del pueblo.
El Caballo Cojo
En los pueblos del centro y sur de Bolívar cuentan los abuelos que en las noches oscuras oían relinchar y galopar un caballo. El sonido del galope no tenía comparación y la gente que le escuchaba asomaba para ver tan fantástico ejemplar, pero al verlo se quedaban mudos y aterrados al ver que el caballo era negro de ojos rojos penetrantes y sólo tenía tres patas y dejaba en la calle un nauseabundo y penetrante olor a azufre.
El Salto del Cabrón (La Popa)
Se le llama así porque en el Cerro de la Popa en épocas de los Franciscanos, los negros que habitaban allí adoraban al Dios Buciraco, al que le rendían cultos de adoración y le hacían sacrificios de terneros, los cuales eran lanzados al vacío. De allí el nombre del Salto del Cabrón.
El Cristo de la Inspiración (Iglesia Santo Domingo-Cartagena).
En la ciudad de Cartagena, en la Iglesia de Santo Domingo, hay un Cristo que tiene una historia muy particular. Dicen que un día llegó un señor misterioso a esta iglesia y le comentó al padre encargado de la misma que a él le habían contratado para hacer un Cristo en madera, el padre acepto y le preguntó qué necesitaba y le contestó que un tronco.
El padre salió a caminar por la playa y encontrar un tronco, pero el señor le dijo que el tronco era muy pequeño. Entonces el padre lo volvió a tirar al mar. Al día siguiente, el padre salió nuevamente a la playa y encontró el mismo tronco pero estaba más grande y se lo llevó nuevamente, pero éste lo rechazó porque no tenía el ancho necesario. Nuevamente el padre lo arrojó al mar. Al día siguiente el padre salió a caminar en la playa y encontró el mismo tronco pero era más ancho y lo llevó.
Al presentarse el señor, le dijo que era perfecto y que comenzaría a trabajar enseguida. Se encerró en una habitación de la que no salía, la comida se la daban por debajo de la puerta, pero después de cierto tiempo el padre ya no escuchaba ningún ruido en aquel lugar y decidió derribar la puerta, al hacerlo se dio cuenta de que había un hermoso Cristo hecho en madera sobre una mesa, pero que aquel personaje misterioso había desaparecido.
El Vaquero del Otro Mundo
En ciertos pueblos cuentan los abuelos que en noches de luna clara escuchaban los estruendos, los bramidos, el ruido que hace un largo viaje de ganado , el cual era guiado por vaqueros que entonaban los cantos y versos de vaquería más bellos. Pero cuando alguien se asomaba sólo veía a lo lejos un solo vaquero muy elegante con sombrero y botas, montado en un hermoso caballo negro, de brillante silla y reina, con un brillo como el del oro. Pero cuando este estaba cerca sólo inspiraba miedo y escalofríos al apreciar su rostro negro y sus ojos amarillos y brillantes, riendo a carcajadas, que dejaban ver su dentadura brillante como el oro.
Ministerio Nacional De Información cultural
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lunes, 27 de junio de 2011
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