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viernes, 4 de noviembre de 2011

Antequera y la leyenda de dos enamorados Natalia Cano

Es un lugar de la Andalucía mítica, un paraje asociado al romanticismo que el sur arrastra desde el XVIII a esta parte, al carácter orientalizante de una historia única. En la Peña de los Enamorados, en Antequera, se halla resumido un trozo de nuestro carácter.

Antequera es el prototipo de la ciudad barroca del sur. Iglesias, conventos, ermitas y palacios civiles construidos entre los siglos XVII y XVIII enaltecen su barrio viejo, situado a los pies de un altozano coronado por una alcazaba desde donde se divisa el paso natural que une hasta cuatro provincias de Andalucía.


Desde la puerta de los Gigantes, que es el nombre que recibe el arco que da acceso a la alcazaba árabe que corona la ciudad malagueña, se divisa hacia el norte una peña rocosa con forma de quilla origen de una de las más conocidas leyendas pregonadas en el sur desde la conquista cristiana. Avanzadilla hacia los puertos marítimos del sur y puerta de entrada al reino nazarí de Granada, Antequera posee en la Peña de los Enamorados el poso de su más conocido leyenda, que aún hoy inspira a la literatura y las artes.
Historia de una peña

A aquel tiempo de luchas y fronteras se remonta la leyenda de la Peña de los Enamorados que recuerda el desatado amor entre una princesa árabe y un caballero cristiano. Las crónicas recuerdan que pocos años antes de la conquista de la ciudad un soldado del rey Fernando cayó preso en un pueblo próximo a la Antequera árabe. Hecho prisionero en las mazmorras de la alcazaba, una mañana recibió la visita de la hija del rey moro, una joven de belleza paralizadora conocida con el nombre de Tazgona que tras cruzar su mirada con el joven Tello cayó rendida por amor.
Vista de la ciudad.

Desde ese día la princesa buscó toda suerte de excusas para bajar a diario a las mazmorras donde en compañía de su soldado urdieron juntos el modo de escapar no sólo de esa lúgubre cárcel sino de la ciudad. Tazgona y Tello eran conscientes de que pertenecían a reinos y culturas distintas, y que ni árabes ni cristianos verían jamás con buenos ojos su unión. Provistos con el amor como única arma, los jóvenes escaparon una mañana, pero pocos minutos después de la huida, al rey árabe llegó la noticia de la fuga.

El padre de la princesa Tazgona encabezó un batallón que trató de dar caza y muerte al soldado cristiano. La mala suerte quiso que ese mismo día las tropas cristianas asediaran Antequera, por lo que los dos amantes, acorralados e indefensos, decidieron subir hasta la cima de una afilada peña visible desde todos los caminos que conducen a la ciudad malagueña. En ella prefirieron arrojarse al vacío y despeñar sus cuerpos antes que separarse. Cogidos de las manos y ensangrentados, el rey árabe y el rey cristiano contemplaron a los amantes y angustiados decidieron declinar cualquier lucha para hacerse con el gobierno de la ciudad.
Salga el sol por...

La Peña de los Enamorados, como se la conoce desde entonces, se halla en las proximidades de Antequera y es visible desde todos los caminos que conducen a este paso natural, encrucijada de cuatro de las ocho provincias de Andalucía. Los vecinos de esta Antequera cuentan la leyenda de la princesa Tazgona y del soldado Tello con entusiasmo, del mismo modo que lo hacen con la narración que se esconde tras la popular frase salga el sol por Antequera, cuyo origen hay que buscarlo en aquellos mismos tiempos, cuando a finales del siglo XV el infante don Fernando pugnaba con los árabes por hacerse con el control de este estratégico paso entre comarcas.

Tras conquistar extensas regiones del norte, el infante acampó en los páramos próximos a Antequera, frente a los picachos fantasmales de El Torcal. Una noche una joven vestida con una túnica blanca y con una larga cabellera se le apareció en sueños y le pidió que no dudase: «Conquista las tierras del sur y que salga el sol por Antequera», parece que fueron sus palabras. A la mañana siguiente el rey, sin resistencia alguna, entró en la ciudad. Cuentan que aquella joven era santa Eufemia, virgen y mártir, que desde el día 16 de septiembre de 1410 fue designada patrona de la ciudad, a la que se le rinde culto en torno a candelas que los vecinos prenden en las calles más céntricas de la ciudad.


Natalia Cano

www.ocholeguas.com/



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