Aunque existen muchas historias sobre la creación del Lago de Tequesquitengo, hay una que predomina entre los habitantes de la comunidad, y que con el paso del tiempo, ha sido transmitida de generación en generación.
En el fondo del lago, a unos 18 metros de la superficie, se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, la casa del sacristán y un pequeño cementerio. Debido a la escasa visibilidad que hay en el fondo, no se ha podido determinar si existen otras construcciones.
La historia cuenta que en el siglo XVII existía un pequeño lago, a un costado del que se asentó una comunidad que cultivaba tequesquite.
A unos minutos de este sitio fue construida la hacienda de Vista Hermosa, en la que se daba empleo a campesinos, aunque con poca paga, quienes, al darse cuenta que podían obtener más dinero vendiendo el tequesquite en otros sitios, dejaron de ir a la hacienda.
En venganza, los hacendados comenzaron a desviar sus aguas de riego hacia el pueblo, el cual poco a poco se fue inundando. Aunque esto llevo muchos años, obligó a sus habitantes a refugiarse en las zonas altas.
Con el tiempo y, al cubrirse la cúpula de la iglesia por completo, por unos años el pueblo hundido quedó olvidado.
El pueblo hundido de Tequesquitengo fue localizado décadas atrás, cuando la cuerda de un grupo de pescadores se atoró con el campanario de la iglesia de San Juan Bautista y otras pequeñas construcciones.
‘Un lugar para vivir la aventura…’
Tras varios meses de investigación, el espeleólogo y experto en turismo de aventura, Víctor Granados, trabaja en un proyecto que consiste en hacer más seguro el recorrido para las personas interesadas en bajar a la iglesia de San Juan Bautista, que se encuentra 18 metros debajo de la superficie del lago.
“El objetivo principal es identificar las estructuras principales de la construcción para poner cuerdas que vuelvan más seguro el buceo; así la gente, de forma inmediata, encontrará las estructuras, y podrá planear su recorrido. Será muy fácil. Por ejemplo, podrán pasar por la boya cinco, donde esta la sacristía, y luego trasladarse a la boya 14, en donde está la iglesia”, dijo el experto.
Durante la más reciente sumersión que realizó el espeleólogo en el Lago de Tequesquitengo, encontró una urna pequeña con el nombre de “Srita. Nolasco”, y con fecha de 2004.
El especialista aseguró que el pueblo hundido de Tequesquitengo es una de las principales atracciones del lugar, en especial, para quienes gustan practicar deportes subacuáticos.
El espeleólogo destacó que es un buen sitio para practicar el buceo, sin embargo, aseguró que se deben de tomar todas las medidas de seguridad necesarias e ir acompañados de un experto para que el paseo sea más seguro.
Marcela García
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lunes, 14 de junio de 2010
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