Se trata de maléficas criaturas femeninas de aspecto horrible que viven en las cuevas de los montes hurdanos. Poseen curiosos paralelismos con las juáncanas u ojáncanas cántabras y otras criaturas parecidas de la península.
Se suelen describir como poseedoras de un solo ojo (según algunos informantes además con dos pequeños en la nuca), cuerpo deforme, rostro arrugado, pelo alborotado (a veces con serpientes en lugar de pelos) y vestidas de forma desaliñada.
Pese a su aspecto repulsivo pueden metamorfosearse, por ejemplo en mujeres atractivas.
También en serpientes enormes, caso en el cual sólo podrán volver a recuperar su primitiva forma tras enroscarse siete veces alrededor de un pastor que merodee en sus dominios y buscar su lengua para fundirse en un apestoso beso.
La Jáncana entonces trata de seguir acosando al pastor incluso tras recuperada su repugnante forma primigenia.
Las jáncanas aparecen a veces como acosadoras que fuerzan a pastores para después cortarles la lengua con unas tijeras de oro.
A veces sustituyen a las moras o encantadas como dueñas de las siniestras tiendas de baratijas. Es así por ejemplo en el romance de la Jáncana, recogido en Aceitunilla.
También aparecen en una serie de cuentos hurdanos, en donde la antagonista es la “Jáncana Rabúa”.
Según algunos informantes existen también jáncanas buenas que se dedican a ayudar a los que se pierden por el monte.
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jueves, 24 de septiembre de 2009
Las Jáncanas maléficas criaturas femeninas
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