«El topo creía que la Catedral la estaban levantando para él»

¿Cómo surgió la idea de escribir una historia sobre el topo de la Catedral, esa leyenda tan curiosa de León?
—Desde que visité la Catedral por primera vez, con todas esas vidrieras, esas luces... y me contaron la leyenda del topo, la verdad es que me encantó. Tendría alrededor de ocho años. Despues, en la década de los noventa, descubrieron que el topo era en realidad el caparazón de una tortuga laúd y me llevé una gran desilusión, así que creé una historia para «justificar» a los niños leoneses esa incoherencia. Leonino es la historia de esa metamorfosis, de cómo el topo se convierte en tortuga. Además, estudié en la Escuela de Arte de León y ahora estoy terminando Educacion Infantil, así que, ¿qué mejor forma de aprovechar lo estudiado?
—Para quienes no sepan quién es «Leonino», ¿podrías decirnos cómo arranca el argumento del libro?
—Leonino es un topo entrañable, noble e ingenuo, y un poco corto de vista. Se va a vivir a la zona más alta de León, y ve que, sin pretenderlo, le están construyendo una Catedral (digo le están construyendo porque piensa que la gente es muy amable y que se la están haciendo para él). Un buen día conoce a una tortuga anciana, Amalia, que está recorriendo el Camino de Santiago y quien le hace el favor de dejarle sus gafas. Y es que el pobre Leonino no destruye los cimientos adrede, no es malo, simplemente no ve bien y se choca contra ellos. Pobrecín, qué mala fama se ha llevado...
—Las leyendas y las tradiciones de León, ¿son una buena materia prima para hacer literatura?
—Sí, por supuesto. Todo lo que sea fantasía, si ha funcionado con nuestros padres y abuelos, ¿por qué no con los niños de ahora? De todas formas, Leonino lo que pretende, más que atraer a los lectores hacia las leyendas y tradiciones, es reunir a los niños con el arte, que conozcan la Catedral de León, que se interesen por todos los monumentos que en nuestra tierra abundan.
—¿Tienes algún otro proyecto editorial en mente?
—De momento estoy centrada en Leonino, puesto que a mis 23 añitos es la primera obra que publico. Pero sí, en mi mente está seguir la línea de los monumentos, tal vez algo relacionado con el famoso «astronauta» de Salamanca .