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miércoles, 30 de diciembre de 2009

La leyenda de los leprechauns


Irlanda es un país que atesora numerosas leyendas, historias en las que los protagonistas son seres mágicos y misteriosos que lo pueden todo. Hoy vamos a hablaros de uno de esos peculiares personajes, muy conocido en la Isla Esmeralda, pero con un nombre difícil de pronunciar. Se trata de los leprechauns. Son uno de los seres de los que se tiene más temprana constancia en la antigüedad Irlanda.

Según recogen las leyendas, que han pasado durante siglos y siglos de padres a hijos gracias a la tradición oral, los leprechauns habitaban la isla y su aspecto era el de un duende, de los que aparecen en numerosos carteles y souvenirs irlandeses que conmemoran la celebración del día de San Patricio. Son pequeños seres vestidos de verde, con un gran sombrero que deja a la vista un pelo pelirrojo, así como una prominente barba del mismo color.

Los leprechauns fabrican o arreglan zapatos, y se dice que son muy ricos, pero también avariciosos. Su fortuna proviene de que custodian muchas vasijas de barro llenas de tesoros, que fueron enterradas en periodos de guerra y que nadie, salvo ellos, volvió a recuperar. Según la leyenda, si alguien logra fijar la mirada sobre un leprechaun, éste no puede escapar y le tiene que dar sus tesoros, pero en el momento en que se retira la mirada desaparece. En esencia son similares a otros series de la mitología asturiana o gallega, como son los trasgus o los trasnos, respectivamente.

Los leprechauns son poco sociables, sobre todo cuando creen que sus tesoros corren peligro. Viven en los bosques, por lo que es habitual que se encuentren con viajeros perdidos, que llegan a ellos después de escuchar el sonido de un martillo cuando trabajan. Al verse descubiertos los leprechauns primero se muestran amables, pero en cuanto les preguntan por el oro cambian completamente de actitud. Pueden agarrar un berrinche tremendo, negar poseer tesoros, señalar un imaginario enjambre de abejas o un árbol a punto de desplomarse; todo lo que sea para distraerle.

En el mismo instante en que el humano le quita los ojos de encima, el leprechaun se esfuma. Si falla este truco, le quedan aún muchos recursos. Por ejemplo, puede volverse sorprendentemente generoso y, en un abrir y cerrar de ojos, comprar su libertad con una bolsa repleta de monedas de oro. Pero cuando los leprechaun rocían al humano con el oro es mejor no endeudarse demasiado pronto, puesto que su regalo se convierte enseguida en cenizas o desaparece por completo.



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1 comentarios:

Anónimo dijo...

ME ENCANTA IRLANADAAA!!!! Y LOS DUENDES POR ESO ESTOY ESCRIBIENDO UN LIBRO QUE SE LLAMA EL SECRETO DEL MUNDO MAGICO DE IRLANDA GRACIAS POR LA INFO ME AYUDO MUCHO PARA MI LIBRO FELICITACIONEES!!!

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